Transición energética y rol del DSO

La Unión Europea pretende conseguir una economía con cero emisiones netas de gases de efecto invernadero (GEI) en el año 2050. España está alineada con este compromiso europeo, y ante esta circunstancia el gobierno español en el año 2020 publicó el "Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2021-2030" (PNIEC). Este documento fija las bases para encuadrar las actuaciones en materia energética a los objetivos vinculados a la UE para los próximos años, destacando el siguiente de caras en 2030:

  • 23% de Reducción de emisiones de GEI respecto a 1990
  • 42% de renovables sobre el consumo total de energía final bruta
  • 39,5% de mejora de eficiencia energética
  • 74% de energía renovable en la generación eléctrica.

En consecuencia de estos objetivos, junto con los cambios normativos de los últimos años, estamos inmersos en un cambio de paradigma, donde cabe destacar el continuo aumento de la penetración de la energía distribuida, unida a la aparición y explosión del autoconsumo, el vehículo eléctrico, sistemas de almacenamiento de energía y otros vectores de crecimiento.

Cabe destacar también, que la forma que tenemos de consumio y producir energía está cambiando, y con ella, los actores que participan en el sistema. El consumidor está pasando a tener un papel proactivo en el modelo energético. Donde el consumidor tiene la capacidad de utilizar su autoconsumo energético o la flexibilidad en la demanda para consumir la energía de manera inteligente, almacenarla o verterla al sistema.

Todos estos cambios provocan que la red eléctrica actual, deba transformarse en una red inteligente (Smartgrid) con flujo bidireccional de potencia, que integre las diferentes fuentes de energía renovable. El cual, provoca que se enfrente a retos tan importantes como la transformación digital, sostenibilidad o eficiencia.

Las distribuidoras eléctricas, como es el caso de Agri-Energía Eléctrica, y en cuanto a operadores de la red de distribución (DSO), deberemos jugar un papel esencial en la transformación del sector eléctrico, y deberemos tener la capacidad suficiente para adaptar nuestro modelo de negocio tradicional y convertirnos en facilitadores de la transición energética.

La gestión descentralizada de los nuevos actores que participan en el modelo energético, junto con la evolución tecnológica y el tratamiento masivo de información (Big Data), provocará que las distribuidoras eléctricas tomemos el rol de gestores activos de la red a nivel local durante los próximos años. Este hecho es derivado de la necesidad de coordinar y gestionar las decisiones que los consumidores elegirán sobre la energía que consumen, producen y almacenan en cada hora del día.

Los nuevos retos de la transición energética sólo serán factibles si existe una evolución práctica y eficiente de la regulación, de forma que se promueva de forma ordenada la inversión e innovación en todos los vectores del modelo energético actual.

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